“La zona de interés” es una de esas películas, una cinta que ha generado un torbellino de emociones y opiniones encontradas. Su trama, que se desarrolla en medio del Holocausto, es un estudio profundo sobre la banalidad del mal.
El director, Jonathan Glazer, ha logrado una obra maestra construida al pie del abismo. Cada cuadro es de una luminosidad y precisión admirable, representando de manera atinada la nada. Sin embargo, algunos críticos han señalado que la película es fría y calculada, y que su reflexión sobre la banalidad del mal acaba siendo insulsa en sí misma. A pesar de estas críticas, la película ha sido elogiada por su exquisito rigor y su ilustración de la banalidad del mal. Aunque puede ser difícil de ver, es una obra de arte cinematográfica que merece ser vista y discutida.
La cinta ha recibido numerosos premios y nominaciones, incluyendo el Premio del Jurado y el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes. En los Premios Oscar de 2024, ganó el premio a Mejor Película Internacional y Mejor Sonido.
Los personajes
En “La zona de interés“, los personajes principales son Rudolf Höss y su esposa Hedwig, interpretados por Christian Friedel y Sandra Hüller respectivamente.
Rudolf Höss, comandante del campo de concentración de Auschwitz, es un personaje que vive una vida dual. Por un lado, es un padre amoroso que lleva a sus hijos a pasear, nadar y pescar². Por otro lado, es un comandante nazi que aprueba el diseño de un nuevo crematorio. Christian Friedel logra capturar esta dualidad con una actuación que es a la vez inquietante y convincente.
Hedwig Höss, por su parte, es una madre que se dedica a cuidar el jardín y a sus hijos, ignorando conscientemente el horror que se desarrolla más allá del muro de su jardín. Sandra Hüller interpreta a Hedwig con una mezcla de inocencia y complicidad que hace que su personaje sea aún más perturbador.
La contribución de estos personajes a la historia es fundamental. A través de ellos, la película muestra cómo la vida cotidiana puede continuar en medio de atrocidades inimaginables. Esta perspectiva es única y desafiante, y tanto Friedel como Hüller ofrecen actuaciones que hacen que esta visión sea inolvidable.
Además, hay un personaje secundario, Angelos Thomsen, conocido como Golo, quien es trasladado al campo para poner en marcha una fábrica en la que trabajarán esclavos judíos. Golo es un mujeriego y un seductor, y su única obsesión en el campo es conocer a cuantas más mujeres, mejor. Este personaje añade una dimensión adicional a la trama, mostrando otra faceta de la vida en el campo.
Consideraciones creativas y técnicas en La zona de interés
El guion fue escrito por Jonathan Glazer, basado en la novela homónima de Martin Amis. A través de este texto, Glazer logra mostrar cómo la vida cotidiana puede continuar en medio de atrocidades inimaginables.
La fotografía estuvo a cargo de Łukasz Żal. Su trabajo es excepcional, capturando la vida cotidiana de los personajes con una precisión y luminosidad admirables. La cámara nunca entra al campo, pero el muro está siempre presente, constituye un lado del jardín del comandante que es cuidado por su esposa.
En cuanto a la dirección de arte, Glazer se toma el trabajo, desde la dirección de arte, el diseño de producción y, especialmente, desde la puesta en escena digital y modernista de su película (cámaras fijas, operadas a distancia), en dar a entender que eso que estamos viendo pudo haber pasado en la Segunda Guerra pero bien podría suceder ahora o en cualquier momento. Glazer utilizó el muro real del campo de Auschwitz, reconstruyendo la casa de su creador y comandante principal, Rudolf Höss, cerca de su posición original.
Influencias notorias
La película ha sido comparada con “El hijo de Saul“, que también explora el Holocausto desde una perspectiva única y desgarradora. Además, la obra anterior de Jonathan Glazer, “Under the Skin”, parece haber influido en su enfoque estilístico y temático en “La zona de interés“.
La película aborda la teoría de la banalidad del mal de Hannah Arendt. Esta teoría sostiene que el mal no siempre es el resultado de una intención malévola, sino que a menudo surge de la indiferencia y la falta de empatía.
La estética de la película ha sido descrita como hiperrealista. Este enfoque, que se centra en la representación detallada y precisa de la realidad, es común en las artes visuales. Además, la película ha sido elogiada por su uso innovador del fuera de campo, una técnica que se utiliza a menudo en el cine y la fotografía para sugerir elementos que están presentes pero no se muestran directamente.
Sonido y música
Johnnie Burn, diseñador de sonido, compiló un extenso documento de investigación para recrear los horrores diarios que sucedían más allá del jardín de la familia Höss. Burn debió crear sonidos que evocaran la violencia sin que el público se acostumbrara, un equilibrio complicado. Para lograr el realismo acústico, el equipo de sonido viajó por Europa, capturando sonidos extremos y reales que complementaran la ambientación.
La banda sonora fue compuesta por Mica Levi y tiene una duración de solo 14 minutos, repartidos casi al completo entre el inicio y el final de la película. Este trabajo consiste en buena medida en piezas corales que introducen la película y resaltan su final, logran apuntalar la perspectiva exterior de lo que realmente está ocurriendo fuera de los muros de la idílica mansión del general.